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El cuerpo humano

¿TIENE VENTAJAS LA PROMISCUIDAD?

roedores Desde el punto de vista biológico sí, según un estudio publicado en la revista BMC Evolutionary Biology. Sus autores, del Centro de Biología Evolutiva de la Universidad del Oeste de Australia, demostraron a través de una serie de experimentos con ratones domésticos que el esperma de los roedores polígamos compite mejor en la "carrera" por la fertilización que el de los roedores monógamos. En concreto, Renée Firman y sus colegas estudiaron a 12 generaciones de ratones en los que las hembras se apareaban dos veces, sucesivamente, con machos polígamos y machos monógamos. El resultado fue que el 53% de las camadas eran mixtas, el 33% sólo de padres polígamos y el 14% sólo de padres monógamos. Los autores concluyen que, al menos en ratones macho, “cuantas más parejas tienes más fértiles son sus descendientes”. Elena Sanz20/01/2011 Etiquetas:biología, reproducción, fertilidad, monogamia

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Especialistas debaten si el síndrome del emperador se debe a carencias educativas o hay también factores genéticos.


DESDE LA PRESTIGIOSA REVISTA PSIQUIATRIA.COM, NOS LLEGA EL SIGUIENTE ARTICULO


La mayoría de los expertos comparten la teoría de que los niños que maltratan a sus padres, lo que se conoce como “síndrome del emperador” es fruto de carencias educativas o intervienen factores psicopáticos, pero otros sostienen que los factores educativos no explican todos los casos. 

En familias no marginales, el origen de este trastorno no está en los padres, asegura Vicente Garrido, psicólogo criminalista y profesor titular de la Universidad de Valencia: "Muchos de estos padres no son permisivos, ni tampoco negligentes, y no provienen de un contexto marginal. Son de clase media y se han ocupado de sus hijos. Otra cuestión diferente es si podrían haberlo hecho mejor", afirma Garrido, autor de un libro sobre la materia: Los hijos tiranos. 

El elemento esencial del síndrome del emperador es, según él, la ausencia de conciencia: "No hay sentimiento de vinculación moral o emocional, ni con sus padres ni con otras personas o instituciones", aunque a veces pueden establecer lazos de amistad por conveniencia. Excluye de este síndrome a los niños que han vivido episodios de violencia doméstica, los que sufren esquizofrenia y también los malcriados, "que tienen conciencia (los valores y creencias que utilizamos para guiar nuestro comportamiento y que está basado en esas emociones)".

Según Garrido, son niños que genéticamente tienen mayor dificultad para percibir las emociones morales. La genética interacciona con el ambiente, pero en algunos casos su peso se hace sentir más, afirma. "Por ejemplo, en el trastorno del déficit de atención con hiperactividad (TDAH), sabemos que el componente genético es muy importante y el ambiental lo puede compensar hasta cierto punto. En el síndrome es parecido".

Javier Urra, autor de otro libro (El pequeño dictador) y psicólogo de la Fiscalía de Menores del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, discrepa de las tesis de Garrido: "La herencia marca tendencia, pero lo que cambia el ser humano es totalmente la educación, sobre todo en los primeros años, en los primeros meses y días, incluso antes de nacer, es muy distinto si eres un hijo deseado o no, si eres un padre relajado o agresivo". En la etnia gitana, explica, es imposible que un hijo pegue a su madre, pero en España "algunos psicólogos y pedagogos han transmitido el criterio de que no se le puede decir no a un niño, cuando lo que le neurotiza es no saber cuáles son sus límites, no saber lo que está bien y está mal. Ésa es la razón de que tengamos niños caprichosos y consentidos, con una filosofía muy hedonista y nihilista".

El factor clave a tener en cuenta para saber si hay algo más que carencias educativas es, según Garrido, si aparecen o no rasgos de personalidad psicopática, básicamente insensibilidad emocional, falta de conciencia, falta de empatía y ausencia de culpa. Cuanto más grande sea ese núcleo, mayor será la capacidad de violencia del niño.

La personalidad es difícil de cambiar, pero no el autocontrol, afirma Garrido. Hay niños con bajas puntuaciones en humanidad, insensibilidad emocional y empatía, pero no son violentos porque han aprendido a autocontrolarse. Lo que se puede cambiar es la conducta.

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